• Investigá

    Sumergite en los expedientes. Observá con atención cada detalle: fotos, objetos, fechas, miradas… Todo puede revelar una contradicción. El misterio no se resuelve con suposiciones, sino con observación precisa. Sé meticulosa, como lo haría un verdadero investigador.

  • Pensá

    No todo lo que ves es lo que parece. Hay silencios que dicen más que mil palabras, y conexiones que no son obvias a simple vista. Tu tarea es pensar con lógica, unir piezas dispersas y cuestionar cada pista. Solo con mente fría vas a llegar a la verdad.

  • Descubrí

    Los mensajes ocultos están ahí, pero no gritan: susurran. Leé entre líneas, conectá los puntos, encontrá lo que otros pasaron por alto. Cada palabra, símbolo o decisión en el caso tiene una razón de ser. Descubrirlo depende de tu intuición.

  • Resolvé

    Llegó el momento de tomar una decisión. Ya observaste, analizaste y dedujiste. Ahora tenés que elegir: ¿quién es culpable? Resolver un caso no es solo encontrar pruebas, es tener el coraje de señalar la verdad.

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